:
Me he enamorado de un cubano. Si señores, yo que me jure la última vez que lo hice que no volvería a ocurrirme he vuelto a reincidir en lo mismo con lo mismo, por esa teoría absurda (como la mayoría de las teorías) que esta en todos los anuncios publicitarios donde un coche se estrella contra una piedra enorme, que casualmente se encuentra en mitad de la carretera y una voz profunda dicta en forma de sentencia: El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Ese anuncio se hizo pensando en mí. Estoy segura de que el tipo que lo ideo paso alguna noche conmigo mientras yo, bebida (como la única forma existente de ser y estar a mis anchas) le explicaba que me había abierto la cabeza en varias ocasiones. Yo le he llevado a la fama a ese señor y a la compañía automovilística que anuncia el airbag como el único remedio para soportar los golpes.
Yo también tengo dos airbag y por eso creo que el enamorarme de otro cubano no me producirá daño alguno. El es casi como un pequeño kinder sorpresa, esta relleno de chocolate por fuera y por dentro uno nunca sabe lo que se va a encontrar, es por eso, que todavía me gusta mucho más porque como me sorprende a todas horas cada día entre nosotros es una fiesta.
La primera vez que nos encontramos de forma casual lo supe. El trabajaba de camarero en un bar de la Plaza Mayor de Madrid donde se entra con olor a perfume y se sale con olor a calamar frito y cuando me pregunto con aquellas manos grasientas qué quería beber ya estaba hechizada. No sé bien que le encontré en ese primer momento, o sí, tal vez se trataba de que aquellas manos aceitosas me incitaban a creer que recorrerían mi cuerpo embadurnándome para después escurrirse por él, sin ser consciente de que el tipo se iba a embadurnar pero también se iba a escurrir. Y es que mi macho es muy macho, tanto que no sólo me enamora a mi sino a todas las que se le ponen por delante y eso me hace sentir tan orgullosa de lo que tengo al lado que hasta le he comprado un piso en Alcobendas para que viva sus momentos de independencia con total tranquilidad y para que su frase preferida ¡¡Tu no eres mi dueña!! no la deje en la teoría sino que también la practique con total libertad.
Yo no soy una mujer posesiva, así que entiendo perfectamente su mentalidad. Sé que cuando me dice que me vaya a casa lo hace porque nota que estoy cansada y no me importa que se quede rodeado de varias mujeres que a última hora de la noche van a verle al bar, ¡¡pobrecillas, tan alcohólicas!!. El es una persona que utiliza las descripciones para todo, mi hombre no dice voy a hacer el amor contigo esta noche como nunca lo hemos hecho, no, él es mucho más sensible y me describe la situación primero por teléfono para que me vaya preparando sicológicamente: mamita voy a cogerte ese bollo y te lo voy a destrozar, tu sabes que soy enfermo a mamar, y ese culito ¿cómo esta ese culito? Mi amor esta noche voy a cogerte el culo y vas a llorar. Y yo tiemblo, sudo, me dan espasmos y me digo que estoy enamorada o asustada, que para el caso es lo mismo.
Además de descriptivo, aceitoso y singador es todo un trabajador. Vaya, él esta noches y días enteros trabajando y sustituyendo a sus compañeros, si es que este país esta lleno de vagos y luego se aprovechan de los inmigrantes para cubrir los puestos que el resto no quieren. Lo peor que llevo es cuando no puedo hablar con él por teléfono, la vida del cubano es muy dura, le prohíben encender el teléfono y sufrimos esta prohibición en nuestras carnes sobre todo los fines de semana, los días de diario lo llevamos mejor porque trabaja menos horas, pero es llegar el viernes y todo el mundo se pone enfermo y es ahí cuando yo me quedo mirando el teléfono esperando que en algún momento me llame, pero no lo hace y sufro mucho porque me lo imagino rodeado de calamares y pulpo a la vinagreta a todas horas, desde la mañana a la noche, hasta que el lunes aparece por casa, demacrado, agotado, extasiado, sin ganas de nada. Creo que como siga trabajando tanto se me va a enfermar y entonces yo me voy a sentir perdida porque nadie antes me había hablado así, tengo que confesarles que nadie antes tampoco me lo había hecho así, porque además de ser tan trabajador es un artista en toda regla, me amasa como nadie y me hace unas figuritas que yo antes desconocía, no sabía que el cuerpo podía doblarse tanto, con él estoy descubriendo cosas nuevas.
Pero lo que es la envidia señores, tengo una amiga cubana que no hace más que llamarme por teléfono y decirme que tumbe esto lo antes posible, que es imposible que se frían tantos calamares de viernes a domingo y es que como ella todavía no se ha adaptado a la vida europea no entiende que en España se come mucho y la hostelería tiene que sacar la mano de obra de hombres como mi hombre. Envidia, la envidia corroe a las mujeres que me rodean que no hacen más que ver fantasmas donde no los hay. ¿Qué importancia tiene que desaparezca los fines de semana o que pase alguna noche en el piso que le he comprado?. La gente tiene una idea de las relaciones emocionales equivocada y yo tengo que luchar contra ella a todas horas.
Mi vida es perfecta a su lado. Solamente tengo una pequeña preocupación, la diferencia de edad entre nosotros es algo evidente pero me estoy preparando, que yo tenga cuarenta y cinco años y el veintitrés no esta demasiado bien visto en la sociedad actual, aunque en realidad yo me conservo de maravilla, ahora me he colocado unas trenzas africanas en el pelo que me dan un toque caribeño juvenil a su lado y he dejado a un lado la pregunta que tanto me torturaba ¿el cubano estará enamorado?.
¡¡Alegrense caballeros, por fin soy feliz, me he enamorado de un cubano!!.